martes, noviembre 04, 2008

Democracia - Política - Educación


John Dewey, Democracia, Política y Educación.

Alonso Peña Baeza
Licenciado en Ciencias de la Actividad Física
Universidad de Santiago de Chile
En la actualidad, el común de las personas tiene un fuerte sesgo al creer pensar sobre educación como una llave de la movilidad social, así como un eje clave en el rompimiento del círculo de la pobreza socio – cultural y en esto podríamos estar de acuerdo todos, pero cuando reflexionamos en profundidad acerca del sistema educativo, o, a lo menos nos volcamos a ver sus reales intenciones y pretensiones y podemos creer y confiar en aquellos más osados que han denunciado, a los cuatro vientos, acerca de los problemas de los sistemas educativos y su función reproduccionista de la sociedad, vale decir, como sigue siendo más de lo mismo. Es así como, en medio del fuerte debate sobre la educación y de las protestas acerca de una sociedad más justa, equitativa y democrática, nos podemos permitir mirar a tras, casi como un hecho histórico reciente, y nos permitimos revisar el contexto del filósofo norteamericano John Dewey y preguntarnos cual fue su problema y su aporte al sistema.
John Dewey critico agudamente al sistema educativo imperante tradicionalista, haciendo oír su voz, no solo en los Estados Unidos, sino que en todo el mundo. Es en este contexto que desarrolla su trabajo, luego de llegar a su más profunda reflexión y motivador de su carrera como filosofo (Dewey 1912 – 1913),” existe una estrecha y esencial relación entre la necesidad de filosofar y la necesidad de educar. Si filosofía es sabiduría –la visión de una “manera mejor de vivir”–, la educación orientada conscientemente constituye la praxis del filósofo” .

Por con este intimo convencimiento, desafía lo convencional y establecido, para el mismo desarrollar un programa escolar, una escuela experimental, que luego llamarían “la escuela de Dewey”, donde los asistentes se reunían a llevar a cabo la teoría y la practica en el desarrollo de tareas de la vida y siendo el su ideal de este establecimiento en como “la democracia mas que una forma de gobierno; es primariamente un modo de vivir asociado, de experiencia comunicada justamente” , sino como parte del sistema de vida libertario, donde la “democracia es libertad”

Es en este marco, que mi intención es de rescatar a Dewey, que se atrevió a ir más allá del discurso, y proponer un plan de acción poco convencional y que reta al sistema a pensar sobre sí mismo. Por ende es mas de lo que hacen aquellos que se quedan en una mera critica, muchas veces desinformada, de los malos puntos del sistema de evaluación imperante o los aspectos que no están correctos y no llevan a las aulas, que es donde realmente ocurre el proceso más importante de la educación en la relación educando – contenidos - educador, y en como se utilizan estrategias y metodologías para que el contenido fluya y sea asimilado por el estudiantado.

Más aún con solo ese pequeño ejemplo, quiero referirme a la clase política de nuestro país, que de tanto en tanto, aparece en los medios de comunicación masiva, con la bandera de la democracia en una mano y a su vez la bandera de la educación en la otra, ondeando e izando como si fueran los representantes en acto de animación de equipos deportivos, y me pregunto en como han aportado realmente al sano debate de la educación, y no desde la mera critica donde todo el sistema imperante esta “mal”, incluso lo nuevo, y cual es su propuesta concreta. Es acaso que se cumple lo que nos dicen los grandes filósofos “rupturistas”, que en síntesis ¿podría ser una educación pensada en una sistema que solo reproduzca lo actual y no cree una movilidad?, ¿es a caso un extremo el pensar que pasaría si realmente fuésemos educados en democracia, por tanto libertad y por tanto elección libre, un riesgo para la clase política y su reelección en los puestos de gobierno?

Con esto quiero ir al centro de este trabajo, democracia, política y educación, tal como en las edades de las togas, las polis y los primeros juegos olímpicos, en que estos tres conceptos estaban relacionados íntimamente y se creía firmemente es esta relación. Es acaso la clase política el principal obstáculo para la educación y por ende, según Dewey, la democracia. Nos vemos hoy enfrentados a una clase política que quiere y trabaja en un objetivo, la elección. Por esto en cada momento podemos escuchar que todo tiene relación a parte del proceso democrático de elegir, pero porque si importa tanto la elección, que es parte fundamental de la vida en democracia, y debiera ser considerada un derecho y no un deber, no interesa así la educación para la práctica democrática, como el modo de ser libres, según Dewey. Vemos como cada día, los políticos de gobierno y oposición luchan por estar representados en las cámaras y los puestos de poder y gobierno, pero que cada vez menos, por medio de las encuestas, las personas se sienten representadas por ellos. Es la disputa, hoy en día de los que están fuera del parlamento, solo una forma de estar representados en el. Pero dentro de toda esta representación, que es por vía de votación, donde esta el proceso de educación para la vida democrática, o será mejor que el votante sea una persona desinformada y con una postura sumisa ante el poder social imperante. El referirme a John Dewey en este trabajo, me ha dado la posibilidad de encausar su “utopía”, no tan solo como un mero faro de guía a los futuros profesores de las escuelas en que es posible producir el cambio, sino más allá, como una forma de sacar a los académicos de sus facultades y escuelas, en las cuales están cada día más encerrados, y al parecer la sociedad los invita, por medio de estudios a encerrarse cada día más en los cuarteles de la sabiduría y el conocimiento que son las universidades. Quizá quienes tengan que producir la transformación y el cambio, como dice Dewey en sus muchas publicaciones, no son los actores políticos, enfrascados en una lucha de poder constante, sino los profesores en sus aulas, los académicos fuera de las facultades y los profesionales, acercando el conocimiento a los que no lo tienen, es así como se podría construir un país más justo, mas allá de la base legislativa atrapada en el congreso. Es por tanto que invito a educar en democracia para ser libres y este valor fundamental del ser humano, que ha movido a tanto pensador de los temas que atañen al hombre ha habido, sea también un motivo de nuestra lucha en el día a día, para que no solo seamos unos reproduccioncitas del sistema, sino agentes de la transformación y el cambio.
Tomemos para esto los faros utópicos, más allá de los transatlánticos educativos, que a veces tapan la luz, convirtámonos en botes de la educación que quieren llegar salvos a puerto.

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Bibliografía de Selección