martes, junio 13, 2006

SENTIDO DE LA VIDA: LA FELICIDAD

Sentido de la vida: felicidad
Por ALONSO PEÑA


En la actualidad la felicidad es un estado, en que el ser alcanza una satisfacción a algún deseo, pero ¿es esa felicidad la que queremos? ¿Es la felicidad por la que se trabaja en esta sociedad?.
Lo que nos dice la religión es que se llega a la felicidad a través de los preceptos y normas a una mejor vida, una eterna, por la cual se trabaja día a día.
Personalmente, la felicidad es el alcanzar la voluntad de Dios que desea acá en la tierra que logremos, al servicio del otro y encontrarlo en cada lugar y tiempo, lo que no tiene ninguna relación con el estado de felicidad actual, pero la verdad es que es rico alcanzar la felicidad instantánea, a cualquier costo, aunque eso signifique él transe de valores básicos de la sociedad en que eres parte.
Es común que hoy en día las personas no les importe a que costo sea la felicidad y pisen al prójimo, faltando al principal mandamiento que nos deja Jesús: “amar a tu prójimo como a ti mismo” y por sobre el deber que nos deja nuestro querido y fallecido recientemente Santo Padre Juan Pablo II en su carta a los jóvenes del mundo “su deber es buscar la felicidad y esta estará en el Padre”.
Hoy en día la vida nos pone más difícil el camino de la felicidad y se nos presenta la una felicidad a base del consumismo, del relativismo y la secularización de los valores básicos los cuales nuestra sociedad occidental fue fundada, pero vemos como la tasa de divorcio va en incremento; el matrimonio ha sido desformado y con ello la relatividad de la vida es creciente, ya que la familia es nuestra base primaria de valores, la que también se relativiza por culpa muchas veces del dinero a través de esta .
¿Cómo queremos formar nuestra sociedad entonces? Acercándonos a nuestro interior y revelándolo a las personas, pero sin interiorizar hasta quedarnos solos; debemos equilibrar nuestros deseos con fundamental de la vida, que hemos aprendido ha través de los años en nuestros grupos primarios y secundarios, el amor en todas sus formas y a Dios como emanador de todas ellas. Necesitamos alejarnos de esta esquizofrenia de lo que es privado y lo que es publico y ser consecuentes en nuestra vida con nuestros valores. Ya basta de la plástica personalidad que hemos adquirido y amparado durante estas ultimas décadas de hipermodernismo y acerquemos la vida al fin ultimo, que ahí esta la felicidad, en la vida eterna y no en esta pasantía, donde debemos acercarnos a ser mejores cristianos con los valores que Jesús nos ha dejado.